Ley Antidiscriminación

Señor director:      

La semana pasada, el Presidente Piñera firmó un proyecto de ley antidiscriminación. La razón por la que firmó es fácil de entender: es evidente que la violencia hacia los demás está mal. Pero ¿es una nueva ley la mejor respuesta? Todo lo que puedo decir es, ¡cuidado!

Permítaseme describir la experiencia de EE.UU. con leyes antidiscriminación. La más famosa fue, por supuesto, la Civil Rights Act de 1964. A finales de esta década, la política antidiscriminatoria se había transformado en demandas de igualdad que representaban a cada grupo que podía afirmar que había sido víctima de discriminación. El resultado fue la política conocida como "affirmative action," supervisada por burócratas. Con ella tuvimos la contratación en puestos de trabajo, de personas que no estaban calificadas. Admitimos minorías raciales en las universidades que no podían hacer trabajo a nivel universitario. Hubo nuevas tensiones entre grupos partidarios y detractores de gobierno. Se supone que las leyes antidiscriminación fueron hechas para racismo y discriminación en el pasado, sin embargo sólo lograron dividir la sociedad norteamericana.

Por supuesto, no puedo decir que la nueva ley de Chile tendrá estas consecuencias específicas, pero va a tener como resultado el surgimiento de grupos capaces de tomar ventaja de la ley. Después de la experiencia de EE.UU., ¿el gobierno de Chile debe perseguir este tipo de política?

Steven Yates, Ph.D., autor y filósofo

Instituto Inglés de Negocios, Santiago